Cada vez, por desgracia demasiadas veces, que escuchamos que tenemos un nuevo caso de violencia machista (no me gustan los eufemismos y menos “violencia de género”), hablamos de educación y de más educación. Pero aún no hemos empezado a trabajar desde el inicio, por la A.
Lo escuché ayer de nuevo en la Cdena Ser. La ex portavoz del Poder Judicial, Gabriela Bravo, en sus declaraciones ayer en la Cadena Ser, reclamaba más recursos para la prevención y la educación y hablaba de la violencia machista como un drama «al que también podemos llamar terrorismo» y recalcaba que «mientras no nos centremos en los recursos necesarios para educar y sensibilizar a los jóvenes y a la sociedad no vamos a erradicarlo».
Han sido y son demasiadas muertes, demasiados años en los que nos dicen que se está trabajando por paliar este problema y, sin embargo, aún no he leído nada sobre cómo trabajar este tema en el aula ni desde qué edad.
Como madre, veo que mis hijas tienen el aula antitabaco, la sesión de vida saludable, el alcohol, las drogas… pero ni en primaria ni en la ESO escucho una jornada dedicada al respeto, a la diferencia entre los dos sexos, a saber decir no y a saber escuchar el no.
Algo falla y sigue fallando. Según el estudio que presentaba Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo (ANAR) en 2014 sobre España, 6 de cada 10 adolescentes víctimas de violencia machista sufrieron acoso a través del móvil y de las redes sociales y más de la mitad, un 51,1% no era consciente de que estaba sufriendo este tipo de violencia.
Educamos, en los colegios y en las familias, sobre la sexualidad, sobre las graves consecuencias del tabaco, el alcohol o las drogas. Y… ¿dónde queda todo lo referente al respeto, a la igualdad entre hombre y mujer, a la libertad personal de decidir sin tener en cuenta los absurdos “celos” que, desde luego, nunca son amor?
Desde pequeños, desde la primaria, necesitamos incluir en los colegios talleres para trabajar también las consecuencias de la violencia machista, explicar qué es, sus comportamientos, las características sociales, incluir este tema en la transversalidad docente o… seguiremos como hasta ahora, con una lacra que se está cobrando más vidas que el terrorismo de ETA y que fue considerado como problema de Estado.
La educación en violencia machista no se ve como un problema, por mucho que se repita en los medios de comunicación. Basta con entrar en Youtube y buscar campañas de este tipo (violencia de género o violencia machista en la adolescencia). La mayoría están realizadas por alumnos universitarios, por adultos, y son vídeos/campañas/spots que quieren concienciar y e intentar cubrir ese gran hueco que han dejado las instituciones.